San Francisco se sorprenderá a sí mismo. Los buenos tiempos y las revoluciones sociales tienden a comenzar aquí, desde la fiebre del oro maníaco hasta los felices hippies. Si aún no se ha reventado un movimiento de patineta, una tecnología aún inimaginable, un poema que no se ha dicho o un esquema verde sin probar, es probable que ocurra aquí.